viernes, 11 de diciembre de 2015

Lo que no tengo

Un cordial y revolucionario saludo a todos mis lectores, de momento muchos son amigos y conocidos (jajá), pero lectores al fin y al cabo. Muchas cosas han pasado en las últimas semanas y aunque he demorado un poco en escribir, pues aquí estoy una vez más. Esta entrada la tenía planeada en mi mente incluso desde que publiqué la primera – ¿Recuerdan las misses y tal? – pero entre universidades, idas y venidas, mis horas no han sido realmente mías. Ahora tengo el tiempo, los hechos y la visión desde el mundo de Josemi.

Siempre he sido un chico que aunque no lo ha tenido todo, lo que tiene es justo lo necesario y gracias a Dios ha venido en el momento perfecto. Recuerdo aquel momento cuando por vez primera instalaban en casa el servicio de televisión por cable, fue una alegría porque finalmente podríamos ver más y más caricaturas – La mayor preocupación de todo niño. – y salir de lo cotidiano. Eso era totalmente nuevo en donde vivía, en la escuela todos hablábamos de eso, siempre comentábamos lo que habíamos visto el día anterior: Las películas, las comiquitas, los videos musicales de cuando MTV pasaba música. En fin, para ese tiempo no conocía más que ir a la escuela, ver tv y jugar por las tardes con los amigos de la cuadra.

Un par de años después, seguramente ya tenía nueve años, para época de navidad pido a mis padres un “game boy advanced” – O creo que fue a Santa, pero nunca me tragué ese cuento. – y por error me llega una consola de Nintendo 64. Hasta el sol de hoy digo que es el mejor error que mis padres pudieron cometer, aún lo tengo por ahí y de vez en cuando lo uso, hace poco le dije a mi pequeño hermano que podía utilizarlo con la condición de cuidarlo porque tenía incluso más edad que él.

Después se hablaba de computadoras, internet y de playstation. –No, no es publicidad. – Entonces de vez en cuando caminaba como cinco cuadras para ir a un cyber café o unas tres para jugar “play” con los amigos. En ese tiempo me preguntaba por qué no podía tener un playstation o una computadora cuando varios de mis compañeros sí lo tenían. A veces me cuestionaba por qué no podía tener ortodoncia para arreglar el desastre que tenía en mis dientes cuando otros sí lo tenían y aparte presumían de sus colores casi cada mes.

Entonces en mi último año de bachillerato ocurrió el gran momento: Finalmente compramos nuestra primera computadora. Ella no era ni la mejor ni la peor. Ni siquiera tenía la pantalla plana, se veía un poco oscura y no nos importaba, no teníamos mesa para ella, tampoco internet pero eso nos emocionó mucho. Después una impresora, a eso le siguió nuestro primer internet – Muy lento por cierto. –, con el que comencé a jugar Dofus y tiempo después conocí a uno de mis mejores amigos en la vida.

Ustedes dirán “¿Y a mí qué me importa la vida de éste?, el hecho es que desde pequeño nos acostumbramos a que lo material tiene un valor más allá de lo monetario, un valor que incluye aceptación entre tus amigos, compañeros y la sociedad en general. Los medios nos venden que ser felices incluye lo mejor en tecnología (que irónicamente se actualiza cada vez), los zapatos de la marca tal, las consolas, las bebidas, y bla bla bla… Nos olvidamos de apreciar y valorar el esfuerzo que hacen nuestros padres por complacernos algunas veces, nos acostumbramos a presumir de tener lo que es nuevo mientras que a la par nuestra alma se va volviendo fría y materialista. – Conozco unos que me dicen “Ah, tu Tablet es Canaima… La mía es Samsung”  Sólo puedo pensar ¿A mí qué me importa?

Hoy, con poco más de dos décadas de vida, compré mi primer “play”. Éste es la segunda versión (actualmente en vigencia el tercer y cuarto modelo), usado, con varios juegos y un control para jugar. Aunque no lo puedo usar con frecuencia donde vivo, las pocas veces que lo he usado en mi casa he sentido diversión pura. Muchos me dicen que es una consola vieja, descontinuada, y yo les respondo que esta consola tiene más de 1000 títulos para escoger y  jugar. Además me toca arroparme hasta donde dé la cobija porque una consola nueva tiene un precio que yo no podría costear ni dejando de comer. – Que tampoco lo haría.

Cuando escucho a mis amigos quejarse sobre lo lento de su internet, o que tienen dos días sin el servicio de agua, que el aire acondicionado de su habitación hace un ruido extraño, yo sólo puedo pensar que nunca he tenido un internet banda ancha ni mucho menos Wifi, todos los días debo cargar el agua hasta el baño para asearme, no tengo aire acondicionado y tampoco una habitación. Cuando digo que vivo en una pequeña casa de dos habitaciones, y donde duermo está la cocina y es una habitación compartida, sólo se ríen y no me creen. Al menos estoy bajo un techo, con mucho que agradecer, y no bajo un puente.

Gracias a Dios estudio en la misma ciudad donde vivo porque honestamente creo que mi familia no podría darse el lujo de pagar residencia, mercado, pasajes, guías, ni nada de eso si yo estudiara por fuera. Si en un dado caso eso pasara, creo que solamente los vería en vacaciones porque tampoco podría gastar para ir y venir cada fin de semana (como hacen mis queridos amigos de Puerto Ordaz, El Tigre y San Félix). Mis amigos creen que estoy hecho porque ven que mi papá me lleva y me trae de la universidad. Ellos no saben cuánto me cuesta a veces eso.

Para algunos es un problema vivir alquilados, para otros es un problema vivir en una casa que está lejos de la universidad, hay personas con problemas de salud, otras con problemas del alma, algunas con problemas en el bolsillo, y pare usted de contar. Quizás mis lectores se identifiquen con algunas de las anteriores. Por ejemplo yo, si desayuno no saco copias, si pago un pasaje no tengo para comer. A veces ando con una sola comida y paso todo el día en la calle y es sólo hasta mi regreso a casa cuando disfruto de un buen plato de comida, y si me guardaron, porque muchas veces ni se enteran de nada de esto. – No creo que lean el blog de todas formas, jajá.

Recientemente compré unas baterías recargables para mi mouse inalámbrico y el mismo día éste se dañó; mi celular dejó de funcionar y todavía conservo esperanzas de poderlo arreglar porque de otro modo estaré sin uno durante un buen tiempo; además mi laptop ya no carga, parece un ordenador vulgar que funciona únicamente conectado a la electricidad. Sin embargo hay cosas que sí tengo y me encanta disfrutar de ellas: Mi madre, mi padre, mi abuela, mis sobrin@s, mi familia pues, mi consola de videojuegos, mi laptop que está “lentísima”, mis películas favoritas, mis amigos, mis mejores amigos, los pequeños detalles, la risa, el sol de cada mañana (súper ardiente a veces), los atardeceres, las lunas llenas, mi salud, mis mascotas, que ya terminé materias en comunicación social y estoy próximo a presentar tesis, sólo me quedará esperar mi título. En fin… Aunque no he tenido algunas cosas, hay otras que sí tengo.

En conclusión, la vida no es fácil, no es perfecta, cada quien tiene y no tiene algo, sus propios problemas y maneras de solucionarlos, pero como diría un buen amigo “El problema de otros no es tan importante para uno. Uno siempre asume que nuestro problema es el grande.” De sus palabras aprendí que aunque uno sienta empatía y ayude a los demás, a la hora de la pequeña nuestro problema está por encima de cualquier otro.

¿Cuántas veces agradecemos a Dios de lo que tenemos y lo que no?


jueves, 8 de octubre de 2015

Y entonces descubrí que mi madre era fea...

Hola, mi nombre es Jose Miguel Almeida Garrido pero mis amigos me llaman Josemi. Soy un joven venezolano, soñador, gracioso y optimista. Tengo una variedad bastante heterogénea entre amigos y conocidos, personas de quienes he aprendido mucho de la vida, sin embargo creo que ahora es mi turno de aportar algo a través de una de las armas más fuertes que puede existir: La palabra.

Para empezar es necesario aclarar que todos tenemos un mundo, una realidad, una vida, un ser, una esencia, todas ellas nos hacen único y es por ello que nace de mi hermoso corazón (¡jajá!) mostrarles el mío. No es que el mundo gire alrededor de mí, ni que me considere la última Coca-Cola (Wacalaz), es sólo que mi historia, mis ocurrencias, mis pensamientos y reflexiones pueden servir a otros para crecer en su propio mundo y considerarse la última Coca-Cola también (Risa sarcástica).

Bien, entrando en calor… No escogí este día por mera casualidad, o porque desperté y dije “Tengo ganas de iniciar este blog”, hoy es un día perfecto para dar a escuchar mi voz y literalmente que se lean mis palabras respecto a un tema que justo hoy se va a celebrar: El Miss Venezuela 2015. En Venezuela, un país ubicado en América del sur, muy variado  en recursos naturales, principalmente energéticos y minerales, así como también de especies y ecosistemas; Rico en cultura, gente, gastronomía y sitios para conocer… Aún en pleno siglo XXI se “celebra” este certamen de “belleza.”

En mí país, hablando del entretenimiento en los medios de comunicación e información, se puede apreciar una variedad bastante patética que incluye programas de variedad, noticias (a medias), telenovelas de Miami y una que otra producción dramática nacional (Más basura ya que ahora las protagonistas no son actrices sino las embajadoras de la belleza). Lo cierto es que el presupuesto no da para tanto, no si todo se va en Miss Venezuela, la magia de ser miss, detrás de la corona, la belleza latina y no sé cuánta cosa más.

Miss Venezuela se celebra en Venezuela desde 1952 con Osmel Sousa en la batuta. El dueño actual del certamen es la Organización Cisneros; dicha empresa organiza sus concursos hermanos, Miss Venezuela Mundo y Mister Venezuela (Ya no sé qué es más patético). En primeras ediciones los desfiles se realizaban con diferentes indumentarias en distintas locaciones de Caracas y esto tomaba una semana aproximadamente. La ropa y el maquillaje corría por parte de las concursantes, y por críticas de la iglesia católica, el desfile en traje de baño se hacía en privado al jurado.

En esas primeras ediciones – y vaya que me estoy nutriendo del tema. Cultura general pues. – las mujeres eran más naturales, con algo más de carne, curvas, menos oxigenadas, y menos operadas por aquí y por allá. Ahora todo es diferente, totalmente diferente, grotescamente diferente. En Venezuela, un país con raíces muy variadas y actualmente una mezcla bastante amplia de fenotipos y genotipos, identificar a la mujer venezolana como una larguirucha, peligrosamente delgada, de pechos firmes pero no naturales, sonrisa perfecta gracias al esmeril, de abdomen plano a fuerza de gimnasio y dietas basadas en pasar hambre, de ojos azules, grises o verdes y por último… El cabello tan teñido como si de una gringa cualquiera se tratara, no puede ser la norma.

Esas descripciones de mujer perfecta lo único que me producen son ganas de reír y en uno de mis ojos un pequeño tic nervioso que no me deja tranquilo. Unos conocen esto como “La noche más linda” “El magno evento de la belleza” y pare usted de contar. No, no estoy en contra del mundo y no quiero que nadie cambie por mí, sólo quiero que reflexionen unas cuantas cositas sobre esa noche tan linda.

1)  Si esas mujeres son perfectas entonces debo asumir que mi madre, mi hermana, mi abuela, mis tías, mi amiga la gordita, todas son feas ¿Es así? Ah, pero si quieren ser lindas entonces deben someterse a rígidas dietas, a jornadas incansables de gimnasio, en tal caso que lo anterior no funcione someterse a cirugía y aprovechar también para hacerse los senos y la cola.

2)    A lo largo de los años el planeta ha vivido luchas sociales por igualad, justicia, derechos, en fin, ustedes saben de qué hablo. El negro para no ser esclavo, la mujer para ser tratada como igual, y una que se mantiene en el tapete: La homosexualidad y afines. ¿Hay luchas más importantes que otras? Bueno, sólo diré que si apoyas que el negro no sea esclavo y que la mujer no sea discriminada por su género, entonces no entiendo cómo es que apoyas estereotipos de “belleza” dictados por concursos televisados. Decide si apoyas o no los estereotipos que dicta la sociedad. Porque si apoyas estereotipos de belleza, entonces deberías aceptar al negro como esclavo, a la mujer como ama de casa que sólo se dedica a criar niños y finalmente que las relaciones afectivas sean entre hombre y mujer.

3)    ¿Qué aprenden las futuras generaciones cuando decimos que esas mujeres son perfectas? ¿Sabes cuántas niñas mueren por anorexia o bulimia siguiendo esos patrones de belleza tan absurdos? Nadie quiere tener una hija o sobrina que pase por eso, seguro muchos quieren tener una hija o sobrina que sea embajadora de la belleza, ¿A qué precio?

4)    ¿Sabes cuán valiosa, hermosa e inteligente es una mujer? ¡Demasiado! como para que todo se resuma en una pregunta maliciosa que debe ser respondida en escasos segundos. No, no y no… Una mujer vale más que ser una simple “Barbie” de la vida real.

5)    ¿Y las buenas obras que realizan las reinas? ¡Ja! Para los que excusan este tipo de concursos sólo por eso, te diré que no hace falta inventarse tanto teatro para ayudar a los más necesitados, no es necesario restregarles a las niñas en África que estas mujeres son “perfectas”, ni demostrarles que pasando hambre se llegan a las medidas deseadas… Cuando esa gente ha invertido equis cantidad de dinero en sus obras de caridad, ya han ganado millones de dólares.

6)    El señor Trump te escupe en la cara comentarios Xenofobicos, racistas y más… y tú todavía apoyando su juego. ¡Aplausos para nosotros!

En mi opinión, pues es mi mundo, esto une a las familias venezolanas (Una mayoría) pero Hittler logró unir miles de personas en su causa y no por ello era bueno ¿o sí? Rara vez las personas reflexionan sobre lo que ven, estar frente al televisor sólo se resume en relajarse y absorber como esponja todo lo que por la pantalla sale. Y así fue como descubrí que mi madre era fea… ¡Te engañé! Mi madre es la mujer más hermosa de este mundo, con su edad, sus cicatrices, su cabello “malo”, con sus curvas, con sus gritos, sus regaños, con su estatura, con sus ojos oscuros, con su tono de voz, con sus respuestas a la vida. Si ella estuviera en un certamen de belleza, sería mi ganadora, mi embajadora, mi reina, mi todo.



¿Y para ti quién sería la mujer más hermosa?